El ser emocional-intelectual humano

 

Por Marcelo Reig

Podemos pensar al ser humano como ser capaz de crearse su propia realidad subjetiva. En tal sentido es posible pensar al hombre, en cierto modo, como hacedor de su propio destino, o mas precisamente, al tratarse de un ser social, lo podemos definir como co-creador del mismo.

Desde éste punto de vista una psicoterapia que permita expandir en el sujeto una brecha de aprendizaje, que produzca una apertura en su percepción como observador, es una terapia que posibilita salir de la repetición de acciones, conducentes de una repetición de resultados de esas acciones. Con una psicoterapia que ayude a producir una ampliación de la percepción, la persona podrá comenzar a generar resultados diferentes en su vida, es decir, podrá co-crear una realidad subjetiva diferente producto de una perspectiva más amplia y enriquecedora.

De acuerdo con H. Maturana, “en el camino explicativo de la objetividad entre paréntesis, el observador se encuentra a sí mismo como el generador de toda realidad a través de sus operaciones de distinción en la praxis del vivir”[1]. La realidad no existe de manera independiente del observador, sino que es en éste donde reside la posibilidad de cambio en tanto cambio de percepción de esa realidad, “por lo tanto no hay connotación o denotación posible de una realidad independiente del observador”[2]

El ser emocional-intelectual, llamado humano, posee su propia y particular versión de “la realidad”, posee hipótesis que configuran su explicación y descripción de las cosas, de la vida, y que conforman la llamada certeza ansiolítica favorita que describe el Modelo Dinámico Resolutivo.

El paciente llega a la consulta con una particular certeza ansiolítica favorita, con una versión propia de lo que está ocurriendo en su vida y con una manera particular de realizar el planteo de su problemática.

Ampliar la percepción del sujeto implica de alguna manera ampliar su psiquismo y proveerlo de nuevas “herramientas” que puedan serle útiles para la solución de sus problemas. De acuerdo a como uno percibe la realidad, va a actuar generando determinados resultados, y para escapar de la repetición de los mismos resultados, es de vital importancia provocar la apertura de una brecha de aprendizaje.

El ser humano, como ser biológico emocional e intelectual, construye su propia versión de la realidad desde su explicación, y ésta depende de la percepción de cada observador. Por lo tanto me resulta sumamente interesante la utilización de una Psicoterapia que produce cambios precisamente allí en el lugar en donde opera la construcción de la propia realidad subjetiva, el lugar en donde se produce esa brecha que amplía los márgenes del aprendizaje, porque entonces así, el sujeto podrá capitalizar una diferente percepción y relación consigo mismo, con los otros, y con “su realidad”.

 Marcelo Reig
Psicólogo

 


[1] Humberto Maturana, “La objetividad, un argumento para obligar”, Ed. Dolmen.
[2] Humberto Maturana, “La objetividad, un argumento para obligar”, Ed. Dolmen.

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